Sí, Santa Madre.
La Paz esté con ustedes.
Mis bienamados, hoy les voy a pedir a todos que aumenten sus oraciones por la Unidad, esta Unidad que Mi Hijo desea tanto.

Oren por aquellos sacerdotes que están dispersos, para que regresen al Rebaño de Pedro. Oren para que ellos se puedan unir con sinceridad. Oren por la Paz y por aquellos hijos que no están reconciliados con Dios. Oren por aquellos falsos reinos, esos reinos flotantes, para que puedan comprender qué equivocados están.

Vengan y alaben al Dios Vivo, Quien Se manifiesta a Sí Mismo, estos días, en diferentes lugares. Alábenlo por Su Amor y Su Misericordia Infinitos.

Sus Gracias continuarán derramándose sobre toda la humanidad. Que aquellos quienes Lo reciben, bendigan Su Santo Nombre. Bendíganlo, porque Él es un Padre Amoroso. Que todos aquellos que tienen oídos escuchen este Fuerte Grito desde el Cielo:

«¡Sean santos, porque Yo Soy Santo!»

Mis flores, vivan Nuestro Mensaje, vivan Nuestro Mensaje. Han obtenido toda Su Misericordia, traten de comprender la Voluntad de Dios, sean Sus hijos de Luz. Yo los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mensaje de febrero de 1989
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